Una pared blanca donde
se estrella la cabeza.
Una pared blanca.
Las yemas de los dedos palpan
incrédulas
pero esto es.
Calculamos y andamos
el camino, de ida y vuelta,
seguimos el trazo de las grietas;
metemos el dedo en la llaga
y no hay más que certeza
de que esto es
y sólo, quizás, sospecha
de que todo,
todo el tiempo,
está a punto
de romperse
y de que
algunas veces
se rompe.
Hay sangre y hay viento y hay vida
y hay mucho dolor
y luego silencio.
Aquí los pétalos tiemblan
y el sol calienta las frentes
de quienes siguen andando.
Por todos lados la vida se mueve
con una torpe falta de respeto
por la muerte y su silencio.
Aquí todo es ruido.
Allá ni siquiera hay alguien que escuche.
Allá ni siquiera hay espacio;
sólo un no escuchar,
un silencio inconmensurable.
lunes, 12 de abril de 2010
Nada más que lo que es
Publicado por twigs and water en 15:25
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